PAPA FRANCISCO: APRENDAMOS A SOÑAR EN GRANDE BUSCANDO IDEALES DE JUSTICIA Y AMOR SOCIAL
El Papa Francisco invitó a aprender a soñar en grande “buscando los ideales de justicia y de amor social que nacen de la esperanza”.
Así lo indicó el Santo Padre durante su catequesis en la Audiencia General de este miércoles 23 de septiembre realizada en el patio de San Dámaso dentro del Vaticano.
“La esperanza es audaz, asiÌ que animeÌmonos a soñar en grande, aprendamos a soñar en grande buscando los ideales de justicia y de amor social que nacen de la esperanza. No intentemos reconstruir el pasado, el pasado es pasado, nos esperan cosas nuevas, la promesa del Señor es yo haré nuevas todas las cosas”, dijo el Papa.
En su catequesis dedicada al principio de subsdiariedad, el Santo Padre destacó que “para salir mejores de una crisis como la actual, que es una crisis sanitaria y al mismo tiempo social, poliÌtica y econoÌmica, cada uno de nosotros estaÌ llamado a asumir su parte de responsabilidad, es decir compartir la responsabilidad”.
“Tenemos que responder no solo como individuos, sino tambieÌn a partir de nuestro grupo de pertenencia, del rol que tenemos en la sociedad, de nuestros principios y, si somos creyentes, de la fe en Dios”, advirtió.
Sin embargo, el Papa reconoció que “a menudo muchas personas no pueden participar en la reconstruccioÌn del bien comuÌn porque son marginadas, son excluidas o son ignoradas; ciertos grupos sociales no logran contribuir porque estaÌn ahogados econoÌmica o poliÌticamente”.
“En algunas sociedades, muchas personas no son libres de expresar la propia fe y los propios valores. Si las expresan, van a la cárcel. En otros lugares, especialmente en el mundo occidental, muchos auto-reprimen las propias convicciones eÌticas o religiosas. Pero asiÌ no se puede salir de la crisis, o en cualquier caso no se puede salir mejores. Saldremos peor”, afirmó.
En esta línea, el Santo Padre recordó que “despueÌs de la gran depresioÌn econoÌmica de 1929, el Papa PiÌo XI explicoÌ lo importante que era para una verdadera reconstruccioÌn el principio de subsidiariedad” y añadió que “tal principio tiene un doble dinamismo: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba”.
Por un lado, el Papa destacó que “cuando los individuos, las familias, las pequeñas asociaciones o las comunidades locales no son capaces de alcanzar los objetivos primarios, entonces es justo que intervengan los niveles maÌs altos del cuerpo social, como el Estado, para proveer los recursos necesarios e ir adelante” y citó como ejemplo que “debido al confinamiento por el coronavirus, muchas personas, familias y actividades econoÌmicas se han encontrado y todaviÌa se encuentran en grave dificultad, por eso las instituciones puÌblicas tratan de ayudar con intervenciones apropiadas”.
Por otro lado, el Santo Padre señaló que “los veÌrtices de la sociedad deben respetar y promover los niveles intermedios o menores” y agregó que “de hecho, la contribucioÌn de los individuos, de las familias, de las asociaciones, de las empresas, de todos los cuerpos intermedios y tambieÌn de las Iglesias es decisiva” porque “estos, con los propios recursos culturales, religiosos, econoÌmicos o de participacioÌn ciÌvica, revitalizan y refuerzan el cuerpo social”.
“Cada uno debe tener la posibilidad de asumir la propia responsabilidad en los procesos de sanacioÌn de la sociedad de la que forma parte. Cuando se activa alguÌn proyecto que se refiere, directa o indirectamente, a determinados grupos sociales, estos no pueden ser dejados fuera de la participacioÌn”, exhortó el Papa.
Por ello, el Santo Padre pidió que “no podemos dejar fuera de la participación a esta gente” porque “su sabiduriÌa no puede dejarse de lado” y lamentó que “las voces de los pueblos indiÌgenas, sus culturas y visiones del mundo no se toman en consideracioÌn”.
“Hoy, esta falta de respeto del principio de subsidiariedad se ha difundido como un virus. Pensemos en las grandes medidas de ayudas financieras realizadas por los Estados. Se escucha maÌs a las grandes compañiÌas financieras que a la gente o aquellos que mueven la economiÌa real. Se escucha maÌs a las compañiÌas multinacionales que a los movimientos sociales”, alertó.
En este sentido, el Papa improvisó y dijo que “hablando en dialecto cotidiano se escuchan más los poderosos que los débiles” y añadió que “este no es el camino, no es el camino humano, no es el camino que nos ha enseñado a Jesús”.
“O pensemos tambieÌn en la forma de curar el virus: se escucha maÌs a las grandes compañiÌas farmaceÌuticas que a los trabajadores sanitarios, comprometidos en primera liÌnea en los hospitales o en los campos de refugiados. Este no es el buen camino. Todos van escuchados”, pidió.
De este modo, el Santo Padre insistió en que “para salir mejores de una crisis, se debe realizar el principio de subsidiariedad, respetando la autonomiÌa y la capacidad de iniciativa de todos, especialmente de los uÌltimos” porque “todas las partes de un cuerpo son necesarias y, como dice San Pablo, esas partes que podriÌan parecer maÌs deÌbiles y menos importantes, en realidad son las maÌs necesarias”.
“A la luz de esta imagen, podemos decir que el principio de subsidiariedad permite a cada uno asumir el propio rol para el cuidado y el destino de la sociedad. Realizar el principio de subsidiariedad da esperanza en un futuro maÌs sano y justo; y este futuro lo construimos juntos, aspirando a las cosas maÌs grandes, ampliando nuestros horizontes. O juntos o no funciona. O trabajamos juntos para salir de la crisis todos los niveles de la sociedad o no saldremos nunca”.
Además, el Papa recordó que “en una catequesis precedente hemos visto coÌmo la solidaridad es el camino para salir de la crisis: nos une y nos permite encontrar propuestas soÌlidas para un mundo maÌs sano. Pero este camino de solidaridad necesita la subsidiariedad”.
“De hecho, no hay verdadera solidaridad sin participacioÌn social, sin la contribucioÌn de los cuerpos intermedios: de las familias, de las asociaciones, de las cooperativas, de las pequeñas empresas, de las expresiones de la sociedad civil. Tal participacioÌn ayuda a prevenir y corregir ciertos aspectos negativos de la globalizacioÌn y de la accioÌn de los Estados, como sucede tambieÌn en el cuidado de la gente afectada por la pandemia. Estas contribuciones ‘desde abajo’ deben ser incentivadas”.
Por ello, el Santo Padre destacó que “durante el confinamiento nacioÌ de forma espontaÌnea el gesto del aplauso para los meÌdicos, enfermeros y enfermeras como signo de aliento y de esperanza” por lo que invitó a extender “este aplauso a cada miembro del cuerpo social, a todos, a cada uno, por su valiosa contribucioÌn, por pequeña que sea”.
“Aplaudimos a los descartados, aplaudimos a los ancianos, a los niños, las personas con discapacidad, aplaudimos a los trabajadores, todos aquellos que se ponen al servicio. ¡Pero no nos detengamos solo en el aplauso!”, pidió.
Finalmente, el Papa animó a construir “un futuro donde la dimensioÌn local y la global se enriquecen mutuamente, donde la belleza y la riqueza de los grupos menores pueda florecer, y donde quien tiene maÌs se comprometa a servir y dar maÌs a quien tiene menos”.
FUENTE: ACI PRENSA