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Mons. Barreto renovó promesa de dar la vida por Huancayo
Thursday 06 de September del 2012
www.arzobispadodehuancayo.org/index.php?idt=7&id=297&web=noticias

·         Al cumplir ocho años como Arzobispo al servicio de Dios y del pueblo.


 

 

Al cumplir 8 ocho años como Arzobispo de Huancayo, monseñor Pedro Ricardo Barreto Jimeno reiteró su compromiso de entregar su vida al servicio de los fieles de esta ciudad y de la región central del país.

“Mis primeras palabras son de gratitud porque me recibieron con los brazos abiertos “, dijo en este entrevista, al recordar  cómo el 3 de septiembre del año 2004 llegó a Huancayo y el 5 del mismo mes tomó posesión de la Arquidiócesis de Huancayo, en una imponente ceremonia en la iglesia catedral, con la asistencia del Nuncio de su Santidad, obispos y arzobispos del Perú, sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos, seminaristas, autoridades locales y regionales, directores regionales, representantes de instituciones públicas y privadas, y el pueblo de Dios.

En sus primeros encuentros con los fieles, desde Morococha, escuchó el clamor de la contaminación que mata. En La Oroya, una madre de familia le dijo: “No importa que yo tenga plomo en la sangre, pero mis hijos y nietos, no”.

Por eso, en su primera homilía anunció la construcción de una Iglesia Incontrastable, de comunión y participación, en la que se respete la vida y la salud, el trabajo digno, el cuidado de la naturaleza; asimismo, inició lo que hoy vivimos la Misión Continental.

Una de sus primeras tareas fue la conformación de la Mesa de diálogo para la solución integral al problema de contaminación ambiental y laboral en La Oroya y la cuenca del río Mantaro.  Un largo caminar que le deparó alegrías y tristezas, pero también amenazas a su vida.

- Monseñor Pedro Barreto, ¿qué significan para usted estos ocho años en Huancayo?

- En primer lugar, gratitud, porque desde el primer momento que llegué me recibieron con los brazos abiertos y eso nunca lo podré agradecer, no solamente de palabra sino con el testimonio de mi vida; en segundo lugar, una experiencia de servicio, y de servicio  al estilo de Jesús, asumiendo las alegrías y las tristezas, las esperanzas y las angustias de nuestros hermanos y hermanas del valle del Mantaro; y en tercer lugar, un compromiso, porque es un aniversario más, es una renovación de la decisión de entregar mi vida al servicio de mis hermanos y hermanas que Dios me ha confiado como pastor.

- ¿Cómo recuerda su ingreso y la toma de posesión de la Arquidiócesis?

- Fue una gratísima sorpresa y una experiencia maravillosa lo que se decía en las pancartas: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”.  La verdad que no me merecía esa acogida. Yo diría fue una entrada triunfal, en carro descubierto, con una multitud de gente que me saludaba con mucho cariño sin conocerme. Esto me ha ayudado mucho a tomar conciencia que estoy en nombre del Señor, sirviéndoles desde el Evangelio de Jesucristo.  

- ¿Qué ha pasado en la Iglesia en estos ocho años?

- En realidad, hay dos aspectos fundamentales, al interior de la Iglesia, empezando por los sacerdotes que son mis especiales  colaboradores, a quienes debo mucha gratitud y admiración por el servicio que realizan en situaciones muy difíciles; en segundo lugar, a todos los laicos, religiosos, religiosas, que a lo largo y ancho de las 44 parroquias están trabajando; como también el servicio que la Iglesia Arquidiocesana  presta en defensa de la vida, cuidado del medio ambiente y el respeto a los derechos humanos que toda persona merece, porque es creada a imagen y semejanza de Dios.

- ¿Las obras más importantes?

- La consolidación del Seminario Mayor San Pío X, que está cumpliendo 50 años de creación, donde se forman sacerdotes de las jurisdicciones eclesiásticas de Tarma, Huánuco, Caravelí, Ayacucho y Huancayo. Esta consolidación es muy importante para el servicio al pueblo de Dios. También,  la propuesta de comunión y de participación, pues, tenemos cinco vicarías, en cada una de ellas con un vicario pastoral que están dinamizando la labor evangelizadora de una manera más coordinada. Y, hacia afuera, los logros han sido muy importantes en el cuidado de la vida y la salud de la población. Esto ha traído muchas alegrías pero también muchas tristezas, por ejemplo, la lucha a favor de la población de La Oroya, todo el acompañamiento que tenemos con la población de Morococha para su reasentamiento poblacional, y lo que significa el cuidado y acompañamiento a aquellos que son víctimas de la violencia para el fiel cumplimiento de las recomendaciones   de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

- Pero también hay un trabajo para la construcción de la paz

- Recientemente, ante signos de violencia que lamentablemente se dan en el país y la región, que no es la excepción, hemos creado, con  un colectivo de instituciones públicas y privadas, una Mesa Interinstitucional de Reflexión y Acción por la Paz (MIRAPAZ), que el 10 de septiembre tendrá su tercera reunión, en la que tendremos presentes los acontecimientos violentos que hubo el miércoles y jueves últimos en Jauja, donde un tema eminentemente técnico lamentablemente derivó en una situación de enfrentamiento y de dolor.

- Amenazas de muerte, ¿también de vida?

- Son esas cosas que son parte del servicio, cuando uno quiere ser fiel al magisterio de Jesús y de la Iglesia, la persecución, amenazas de muerte, están presentes; pero lo que me parece importante es resaltar el pueblo que sufre, y sufre las consecuencias de la injusticia,  de la pobreza, el hecho de visitar, por ejemplo, pueblos alejados, nos muestra cómo los niños, los adultos, los ancianos  viven en extrema pobreza  teniendo tanta riqueza en la tierra bendita que Dios nos ha dado aquí en el valle del Mantaro. Sin embargo, yo creo que una de las cosas que debemos reforzar es la esperanza, una esperanza  que nos da Jesús, el luchar por la vida a pesar de entregar la vida día a día; a pesar de las amenazas y chantajes, es Jesús el Buen Pastor que nos fortalece para seguir siendo fiel hasta el final. Las fuerzas humanas, físicas, pueden flaquear, pero la fuerza espiritual que tiene como fundamento a Jesús eso realmente nos hace ser peregrinos de esperanza y de la paz.

- ¿Qué le dice a ese pueblo que cree y sufre en estos ocho años?

- Palabras de agradecimiento, porque recibo muchas muestras de cariño, de afecto, desde el principio. Ciertamente, hay algunos que no han comprendido en algunos aspectos mi servicio pastoral por entrar a temas que normalmente se creía que estaban fuera de la misión de la Iglesia, y la Iglesia es servidora de la humanidad, a ejemplo de Jesús, servidora de la vida, servidora en el cuidado y administración de los bienes de la creación. Esto ha sido para mí un regalo de Dios de poder sufrir con el pueblo, pero también gozar y esperar tiempos nuevos para la región Junín en unión con todas las autoridades regionales y municipales, con la única finalidad de buscar el bien común para la región.

Estas son algunas de las respuestas a muchas de las preguntas que el pueblo le hace al Pastor. Su sencillez y cercanía a la gente hace que las interrogantes sean respondidas.

Hoy, al igual que en el 2004, el pueblo le sigue expresando su cariño y aprecio por todo lo que hace. Por eso le dice: ¡Feliz aniversario, monseñor Pedro!

 

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