Viernes, 29 de Marzo del 2024
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25º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A: 24 septiembre 2017
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LOS ÚLTIMOS… Y LOS PRIMEROS…


   Los empresarios transnacionales “salen”… van a países pobres,

se apropian de sus recursos naturales, destruyen la vida de la tierra

y de los nativos, y dejan un inmenso depósito de porquería  (LS, 21).

   Diferente “la salida” de creyentes y personas de buena voluntad,

que no temen mancharse, accidentarse, sufrir calumnia y persecución;

para dar pan, bebida, vestido, casaa los últimos, a los excluidos.

 

Al amanecer… el dueño sale a contratar trabajadores para su viña


   El evangelio de hoy, nos muestra el rostro de Dios que nos ama,

es como el padre del hijo menor: ve… se compadece… sale… abraza.

*Al principio, o sea, al amanecer de aquel primer día de la semana,

Dios Padre crea el cielo y la tierra… ve que es bueno… y lo entrega

al ser humano para cuidarlo… cultivarlo… alimentarse… (Gen 1-2).

   Pero, con el paso del tiempo, en la tierra crece la maldad,   

porque los seres humanos se han corrompido (Gen 6,5-12).

*Siglos después, Dios misericordioso al ver la opresión de su pueblo

y oír sus lamentos, baja para liberarlo de los egipcios (Ex 3,7s).

   Lamentablemente, dejando de lado las promesas que hace,

el pueblo es infiel, rechaza a Dios y adora un becerro de oro (Ex 32).

*Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envía a su Hijo amado,

para liberarnos y para que seamos hijos adoptivos de Dios (Gal 4,4s).

   Sin embargo, los que tienen poder económico, político y religioso

buscan asesinarlo, porque acoge y come con publicanos y pecadores.

   Al respecto, sigamos meditando en el siguiente texto de Isaías:

Mi amigo tenía una viña en un terreno muy fértil. Removió la tierra,

la limpió de piedras y puso plantas de vid de la mejor calidad.

Mi amigo esperaba uvas dulces, pero dio frutos amargos.

¿Qué más podía hacer mi amigo por su viña que no lo haya hecho?

La viña del Señor son ustedes, país de Israel, pueblo de Judá.

El Señor esperaba de ustedes derecho y solo encuentra asesinatos,

esperaba justicia y solo escucha gritos de dolor (Is 5,1-7).


Al atardecer… el dueño ordena pagar, empezando por los últimos


  También Jesús, no mira nuestros méritos sino nuestras necesidades,

solo quiere que amemos a todos, preferentemente a los últimos,

a los pobres, despreciados y excluidos por la sociedad y la religión.

   Ahora bien, al final de los tiempos, al “atardecer (Mt 25,31-46),

Jesús dirá a los compasivos: vengan conmigo porque me alimentaron

y dieron de beber, me acogieron y vistieron, me sanaron y liberaron.

Y a los egoístas que no hicieron nada por Él les dirá: apártense de mí.

   Sabiendo que nuestro destino final se define en esta vida terrenal,

escuchemos a Jesús que -desde su experiencia- nos sigue diciendo:

*No tienen necesidad de irse, denles ustedes de comer (Mt 14,16).

*Fatigado… Jesús dice a la mujer samaritana: Dame de beber (Jn 4).

*Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto

porque Herodes busca al niño para matarlo (Mt 2,13).

*Traigan la mejor ropa y vístanlo, y pónganle sandalias (Lc 15,22).

*Un hombre fue asaltado por unos bandidos que lo desnudaron,

lo hirieron, y se fueron dejándolo medio muerto (Lc 10,30).

*Ustedes serán perseguidos y maltratados por mi causa,

pues así también persiguieron a los profetas (Mt 5,11s;  Mt 10,16ss).

  

Los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos


   Jesús de Nazaret que vino a servir… nos pide seguir su ejemplo:

Entre ustedes no ha de ser así. El que quiere ser el primero,

que se haga servidor de los demás; como el Hijo del Hombre

que vino no para que le sirvan sino para servir (Mt 20,25-28).

   También el autor de la Carta de Santiago insiste en el mismo tema:

Dios ha elegido a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe

y herederos del reino que prometió a los que le aman.

Ustedes, en cambio, desprecian y humillan al pobre.

Sin embargo, son los ricos quienes les oprimen a ustedes (Stgo 2,5s).

   Para la I Jornada Mundial de los Pobres (19 de noviembre 2017),

el Papa Francisco dice: Si queremos encontrar a Cristo,

es necesario tocar su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres,

verificando así la comunión sacramental recibida en la Eucaristía.

El Cuerpo de Cristo, partido en la sagrada liturgia, se deja encontrar

-por la caridad compartida- en los rostros y en las personas

de los hermanos y hermanas más débiles (…).

   Los caminos de Dios no son como los nuestros (1ª lectura).     J.C.A


NO DESVIRTUAR LA BONDAD DE DIOS


   A lo largo de su trayectoria profética, Jesús insistió una y otra vez en comunicar su experiencia de Dios como “un misterio de bondad insondable” que rompe todos nuestros cálculos. Su mensaje es tan revolucionario que, después de veinte siglos, hay todavía cristianos que no se atreven a tomarlo en serio.

   Para contagiar a todos su experiencia de ese Dios Bueno, Jesús compara su actuación a la conducta sorprendente del señor de una viña. Hasta cinco veces sale él mismo en persona a contratar jornaleros para su viña. No parece preocuparle mucho su rendimiento en el trabajo. Lo que quiere es que ningún jornalero se quede un día más sin trabajo.

   Por eso mismo, al final de la jornada, no les paga ajustándose al trabajo realizado por cada grupo. Aunque su trabajo ha sido muy desigual, a todos les da “un denario”: sencillamente, lo que necesitaba cada día una familia campesina de Galilea para poder vivir.

   Cuando el portavoz del primer grupo protesta porque ha tratado a los últimos igual que a ellos, que han trabajado más que nadie, el señor de la viña le responde con estas palabras admirables: ¿Vas a tener envidia porque yo soy bueno? ¿Me vas a impedir con tus cálculos mezquinos ser bueno con quienes necesitan su pan para cenar?

   ¿Qué está sugiriendo Jesús? ¿Es que Dios no actúa con los criterios de justicia e igualdad que nosotros manejamos? ¿Será verdad que Dios, más que estar midiendo los méritos de las personas como lo haríamos nosotros, busca siempre responder desde su Bondad insondable a nuestra necesidad radical de salvación?

   Confieso que siento una pena inmensa cuando me encuentro con personas buenas que se imaginan a Dios dedicado a anotar cuidadosamente los pecados y los méritos de los humanos, para retribuir un día exactamente a cada uno según su merecido. ¿Es posible imaginar un ser más inhumano que alguien entregado a esto desde toda la eternidad?

   Creer en un Dios, Amigo incondicional, puede ser la experiencia más liberadora que se pueda imaginar, la fuerza más vigorosa para vivir y para morir. Por el contrario, vivir ante un Dios justiciero y amenazador puede convertirse en la neurosis más peligrosa y destructora de la persona.

   Hemos de aprender a no confundir a Dios con nuestros esquemas estrechos y mezquinos. No hemos de desvirtuar su Bondad insondable mezclando los rasgos auténticos que provienen de Jesús con trazos de un Dios justiciero tomados del Antiguo Testamento. Ante el Dios

Bueno revelado en Jesús, lo único que cabe es la confianza.

José Antonio Pagola (2014)

 

 

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